




















Descubre los sabores auténticos de la cocina tradicional andina, donde cada plato, creado con ingredientes locales y fusionado con tradiciones ancestrales, te invita a vivir una experiencia única que conecta el pasado y el presente de los Andes.
En Bolivia, el pique macho de Cochabamba conquista con su porción generosa, carne de res, chorizo, papas y un toque picante que hace una experiencia inolvidable. El chairo de La Paz, es una sopa que fusiona tradiciones culinarias aymaras y españolas con ingredientes andinos como la papa seca, carne seca, vegetales y hierbas originarias, ofreciendo un sabor auténtico. El charquekán de Oruro, con carne deshidratada, mote, queso frito, papas y picante, es un plato que revive técnicas ancestrales de conservación de alimentos que siguen deleitando en cada bocado.
En Colombia, el ajiaco de Bogotá es una sopa reconfortante preparada con tres tipos de papa, pollo y la planta de guasca que invita a descubrir el alma culinaria de la región andina. Más al norte, en Boyacá, el cocido boyacense reúne carnes, tubérculos y verduras en una receta campesina que ha pasado de generación en generación y que hoy puede disfrutarse en entornos rurales llenos de tradición. En el sur, Nariño sorprende con el cuy asado, un plato ancestral de raíces indígenas que conserva su carácter ceremonial y ofrece a los visitantes una experiencia auténtica y profundamente cultural.
En Ecuador, el hornado, estrella de los mercados en Pichincha, Carchi y Chimborazo, conquista con su carne de cerdo tierna y jugosa, cocinada por horas y servida con mote, papas y ají criollo, una experiencia que conecta con la tradición culinaria de la Sierra. El locro de papa, muy popular en Pichincha, es una sopa espesa y sabrosa que combina papas suaves, queso fresco y aguacate, perfecta para reconfortar el alma. Y en la costa, el encebollado es el favorito en Guayas, un caldo de pescado con yuca, cebolla y limón que despierta los sentidos, ideal para comenzar el día con sabor y energía.
En Perú, el ceviche de Lima, preparado con pescado fresco, limón y ají, es una delicia imperdible que rinde homenaje a las tradiciones de pesca y a las raíces prehispánicas de la costa. En Ayacucho, la pachamanca ofrece una experiencia ancestral: carnes, papas y maíz cocidos bajo tierra, en un ritual que honra a la Pachamama y su generosidad. Y en la selva, el juane de San Martín invita a descubrir los sabores amazónicos con arroz, pollo, huevo y aceitunas, sazonado con miskina y el aroma inconfundible del sachaculantro, todo envuelto en hojas de bijao que permiten saborear el alma viva del Perú.